En el mundo occidental a diferencia de oriente, cuando acudimos a una clase de meditación o cuando meditamos al final de una clase de yoga, en la mayoría de las ocasiones el maestro nos da instrucciones y esto es lo que conocemos como meditación guiada.
La meditación guiada la podemos considerar uno de los primeros pasos en nuestro camino hacia “samadhi” ya que las instrucciones nos guían y entrenan para alcanzar estados de concentración profundos.
Tenemos que aceptar que nuestra mente occidental no está entrenada para descansar y relajarse, sino todo lo contrario: esta engranada para luchar, competir, sobrevivir y lograr. Nunca nos enseñaron a controlar la mente o nuestros pensamientos y estos recorren el espacio mental a velocidades extraordinarias y brincando de tema en tema, sin que podamos hacer algo al respecto.
Semejante movimiento mental, conduce a un mundo de aflicciones, pensamientos negativos y sufrimiento, pues el poco control que tenemos, no nos deja obtener la paz, claridad y el discernimiento adecuado.
Por ende, cuando intentamos sentarnos a meditar con tan solo un poco de música encontramos una tormenta interior que simplemente no se puede controlar, ya que en términos prácticos la mente está buscando algo que “hacer” y nosotros estamos intentando todo lo contrario.
Si nosotros continuamos de esta manera y atravesamos la tormenta encontraremos que con la practica la mente se calma y cada día ganamos un poco más de paz, sin embargo, este proceso puede ser tortuoso y causar más ansiedad, por lo cual solo es recomendable para personas con un alto nivel de introspección y seriedad en el proceso.
Un opción más agradable es la meditación guiada, en la cual el maestro, cuyo requisito fundamental es tener años meditando ya que es importante que tenga una vasta experiencia en el mundo interior y en los fenómenos de la mente para que entonces pueda guiar la meditación de manera adecuada y provea las bases filosóficas y teóricas, así como los consejos necesarios conforme los estudiantes experimentan diferentes fenómenos.
Las instrucciones durante la meditación se vuelven importantes, ya que le dan a la mente algo que “masticar” le dan algo que “hacer” y la mente entonces procede a seguir las instrucciones, como si se tratara de cualquier tema del mundo exterior.
Sin embargo, poco sabe la mente del proceso real que se está llevando a cabo: una trampa para la mente. Un fenómeno muy curioso sucede conforme nos concentramos: la energía que antes era utilizada para crear miles de pensamientos empieza a ser consumida para concentrarnos y notamos que la mente comienza a descansar, a tranquilizarse y calmarse.
Por ende, entre más nos concentramos, la mente se calma cada vez más, si mantennos esta concentración ininterrumpida lograremos que la mente duerma por completo, lo cual es un estado de conciencia diferente llamado meditación. Previo a este estado de conciencia, no hablamos de meditación, hablamos de concentración en sanscrito se define como dharana, sin embargo, en occidente le llamamos meditación a todo el proceso.
En resumen, a cada estado de conciencia le corresponde una frecuencia de onda especifica, en el caso de la vigilia se le llama Beta, al sueño Delta y en el caso de la meditación Theta.
Al quitarle energía a la mente, nos movemos de una onda cerebral Beta hacia la meditación Theta, este proceso lo experimentamos al calmar nuestra mente, y para calmarla la concentración se vuelve muy importante y el primer paso en nuestro camino hacia el estado de meditación.
Es importante diferenciar el proceso de concentración (dharana) del estado final de meditación (samadhi), pero en occidente esta diferenciación no es explicada de manera adecuado y por lo tanto mucha gente gasta horas sentadas sin saber exactamente qué es lo que está haciendo.
Y aquí es donde un maestro experimentado logra guiar la mente a un estado de quietud y tranquilidad, a diferencia de un maestro poco experimentado el cual generalmente guía visualizaciones, un proceso y técnica completamente diferente.
En una visualización la mente está inventado e imaginando cosas y situaciones, lo cual es lo que hace las 24 horas del día, como cuando imagina planes en el futuro, o como mejorar tu carrera profesional, simplemente está inventando una historia. Hay clases de “visualización” llena de ángeles y escenas bellas, donde la mente imagina, tal vez una historia más bonita, pero el proceso es el mismo. Sin embargo, su utilidad es nula y retrasan la verdadera practica de la meditación. En el caso de las visualizaciones las ondas cerebrales no cambian y en ocasiones se mantiene en un estado exaltado imaginando miles de situaciones.
Por lo tanto, es importante encontrar un maestro experimentado que guie adecuadamente a la mente sin llevarla a esfuerzos o forzarla a imaginar y crear.
Dependiendo de las instrucciones podemos comenzar a esbozar diferentes tipo o técnicas de meditación. Siempre recordando que las instrucciones y el foco de concentración cambian de una técnica a otra, sin embargo, el fin es el mismo, calmar la mente, quitarle energía para poder lograr que esta se calme y entonces gozar de los beneficios de un estado mental diferente, lleno de paz y plenitud.